El Fast Food en las Redes Sociales

15-01-2024

El concepto de “Fast Food” tiene más años de lo que imaginamos. Ya en la antigua Roma existían puestos callejeros. En Pompeya, concretamente, tenían la costumbre de consumir alimentos y bebidas al aire libre; Es por eso que se crearon los “Termopolios”, lugares donde vendían comida y bebida a las clases más bajas de la sociedad. Rápido, barato y en cantidad.

Siglos después, este concepto ha ido ganando fuerza por sí sólo, ayudado de un desarrollo social basado en el exceso y en la inmediatez. 

Aunque las 24 horas del día deberían ser suficientes para cumplir con nuestra obligaciones y para poder disfrutar de nuestro ocio, nos hemos encajado en un estilo de vida en el que sentimos (y decimos) constantemente que ya no tenemos tiempo para nada, que nos faltan más horas al día. Es así como empezamos a entrar en la espiral de la inmediatez, buscamos que las tareas que más tiempo nos requieren sean fáciles y rápidas. Un ejemplo son las numerosas aplicaciones para pedir comida. Poner atención y sacar tiempo para cocinar se está convirtiendo en un reto social. 

Este concepto, sobre todo en los últimos 10 años, ha ido ampliándose a muchos ámbitos de nuestra vida. En las redes sociales, hay una tendencia que se ha ido extendiendo en los últimos tiempos y que consiste en ver más, en menos tiempo. Es decir, consumir cuanta más información mejor en el menor tiempo posible.

Y es ahí donde, en mi opinión, estamos sufriendo un retroceso creativo.

Para tener visibilidad en tus redes sociales, basta con subir contenido y seguir algunas directrices y que de esa manera aumente el número de visitas, sin embargo cada vez importa menos que ese contenido tenga calidad, sentido, un mensaje.

Fast food. ¿Qué más da? Va a ser uno más de los 200 videos que va a ver el usuario/a en un día.

Queremos algo rápido, muy visual y cuanto más, mejor.

Como creador de contenido, esto es un problema. Y de aquí parte mi reflexión.

Veo totalmente inviable poder hacer algo que tenga sentido visual, llegue al corazón y nos haga reflexionar si tengo la presión de tener que subirlo a diario.

Es posible contar una historia en 1 minuto, incluso en 30 segundos, incluso en una fotografía, pero, para ello, es necesario dedicarle tiempo. Un tiempo que parece que no tenemos. 

Eso, cada vez más,  lleva al creador o creadora a obligarse a hacer trabajos completamente vacíos, sin alma, sin nada que contar, sin nada que transmitir.

Y, ¿qué es lo que encontramos en Instagram? Fast food. 

Pero igual que la comida rápida, esto también tiene efectos adversos.

No valoramos el trabajo que hay detrás de una historia bien contada, de una foto bien tirada.

Cada vez valoramos menos el trabajo que hay detrás de una buena foto o buen vídeo, si este no es elaborado rápido y con las nuevas coordenadas de este mundo inmediato.

Es por esto que muchas veces me he encontrado en contradicción, entre seguir lo que se espera de mí como fotógrafo y editor de video o hacer mi trabajo como aprendí hacerlo, con tiempo, con sentido y de calidad.

Y a día de hoy, yo ya he elegido el mío, y aunque no me dé seguidores, es infinitamente más gratificante que el otro. Menos ansioso y más respetuoso con la profesión.